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marzo 09, 2008

LA MAGIA DEL 64 (II)

El 64, al igual que en la Leyenda sobre el Origen del Ajedrez, aparece inserto en otras leyendas y culturas de la antigüedad.

Entre las numerosas leyendas que la antigüedad nos ha legado sobre el fin del mundo la brahmánica, relacionada con la "torres de Hanoi" resulta especialmente curiosa: “En el gran templo de Benarés, bajo la cúpula que señala el centro del Mundo reposa una bandeja de cobre en la que están plantadas tres agujas de diámetro más fino que el aguijón de una abeja. En el momento de la Creación, Dios colocó en una de las agujas 64 discos de oro puro ordenados por tamaño: desde el mayor que rebosa sobre la bandeja hasta el más pequeño, en lo más alto del montón. Es la torre de Brahma. Incansablemente, día tras día, los sacerdotes del templo mueven los discos haciéndoles pasar de una aguja a otra, de acuerdo con las leyes fijas e inmutables de Brahma que dictan que el sacerdote en ejercicio no mueva más de un disco al día, ni lo sitúe encima de un disco de menor tamaño. El día en que los 64 discos hayan sido trasladados desde la aguja en que Dios los puso al crear el mundo a una cualquiera de las otras dos agujas, ese día la Torre, el Templo y, con gran estruendo, el Mundo desaparecerán”.

Vatsyayana creía que había 8 maneras básicas de hacer el amor, y 8 posiciones principales. El Kama Sutra tiene un total de 64 "artes", nombre que da el autor a la combinación de una manera de hacer el amor con una posición.

En Egipto el Heqat cuádruple se utilizaba principalmente para la medida de líquidos. Asimismo también se utilizaban otras subunidades del Heqat, de manera que fuesen fácilmente operables, según sus procedimientos matemáticos. Estas fracciones eran 1/2, 1/4, 1/8, 1/16, 1/32 y 1/64. Estas fracciones tienen la particularidad de representarse como fracciones del "Ojo de Horus", cada signo jeroglífico de cada fracción se representa como una parte de este ojo. Curiosamente la suma de estas fracciones no da la totalidad, es decir 1, sino que le falta una pequeña parte: 1/2 + 1/4 + 1/8 + 1/16 + 1/32 + 1/64 = 63/64 La fracción que falta para llegar a 1, es 1/64, ésta era considerada como la parte que perdió Horus en su lucha contra Set.

Los taoístas declaran que “el Tao origina lo Uno, lo Uno origina el Yin y el Yang, y el Yin y el Yang originan todas las cosas”. Es decir que el Yin y el Yang son dos energías polares y su interacción produce todo el Universo.El I Ching revela que “en las mutaciones está la Unidad. Ésta generó el Yin y el Yang. Las dos energías engendraron las cuatro figuras (szu-hsiang) y éstas engendraron los ocho signos”.
La estructura del “I Ching” está organizada de acuerdo a 8 triagramas, constituidos cada uno de ellos por la combinación de líneas continuas y discontinuas. Por la combinación de los trigramas en pares se construyen los 64 hexagramas del “Libro de las Mutaciones”.

Pero probablemente la aparición del 64 en estos casos es una expresión mística del código genético. En 1941 Beadle y Tatum enuncian la “hipótesis de la colinealidad” proceso que llevó al desciframiento del código, según la cual un gen codifica la formación de un enzima, es decir, de una cadena polipeptídica. Así, una de las características generales del código genético para todos los tipos celulares, ya que no existen diferencias, es el Principio de colinealidad donde, tres nucleótidos codifican un aminoácido y como el número de nucleótidos es 4 y el de aminoácidos es 20, es imposible una correspondencia uno a uno, con dos nucleótidos codificando un aminoácido, porque el número de combinaciones resultaría 16, quedando aún cuatro aminoácidos sin codificar. Por lo tanto, con tres nucleótidos por aminoácido resultan 64 combinaciones diferentes, es decir, 64 tripletes que codifican los 20 aminoácidos que constituyen las proteínas!.